Ya sabemos tod@s lo que tenemos que hacer para lucir una piel sana, pero… ¿sabemos el motivo de estos cuidados?.
Seguir una rutina diaria para su cuidado es fundamental, pero vamos a profundizar un poco más y explicaros porqué es tan importante seguir esta rutina desde un punto de vista más dermatológico para que lo entendáis. ¡Empezamos!:
1.- Piel Limpia
Una piel sana debe estar limpia para mantener los poros libres de impurezas, grasa y así evitar que aparezcan puntos negros o granitos que le dan un aspecto apagado y triste a nuestro cutis.
Lo más aconsejable es utilizar un limpiador o jabón suave, no muy agresivo adecuado a nuestra piel. Hay a quien le gusta la sensación del agua y el jabón y quien prefiere leche limpiadora, siempre que sean productos de calidad, no hay problema. Probablemente las pieles más grasas se benefician más del efecto limpiador del jabón al retirar el exceso de grasa y las más secas o sensibles pueden beneficiarse de las leches limpiadoras que le aportan un poco de hidratación.
Eso si, una limpieza facial profesional de vez en cuando (entre uno y dos meses depende de cada uno) en un centro especializado mantiene nuestra piel limpia y nos da la oportunidad de tratar nuestra piel con productos de calidad y adecuados a nuestra necesidad.
2.- Exfoliación
La exfoliación de la piel sirve para eliminar las impurezas y células muertas que se van acumulando a lo largo del día y contribuye a la renovación de nuestra piel. Dependiendo del tipo de piel que tengamos, debe ser más suave o más intensa. La exfoliación debe cubrir todo nuestro cutis y el cuello también para mantener un aspecto homogéneo.
Una exfoliación cada quince días sería ideal para mantener la piel limpia. Recordad que para una buena exfoliación necesitamos usar un cepillo facial previamente humedecido al que le añadimos el limpiador, seguido de la aplicación de una loción tonificante para restablecer el pH de la piel, refrescarla, hidratala y la prepara para el tratamiento que vayamos a realizar después.
3.- Tipo de Piel
Para elegir correctamente los productos adecuados, necesitamos identificar el tipo de piel que tenemos.
Una piel normal se caracteriza por estar equilibrada en los niveles de grasa y sequedad. Tiene un aspecto luminoso y está siempre bien hidratada. Aún así, requiere cuidados específicos para evitar estropearla. Este tipo de piel necesita ser hidratada tanto de noche como de día sin excepción.
La piel grasa se caracteriza por producir niveles de grasa excesivos, provocando en la mayoría de los casos la obstrucción de los poros. Este tipo de piel requiere un cuidado muy específico. Muchas veces se comete el error de querer eliminar el exceso de grasa con productos muy agresivos, lo que provoca exactamente lo contrario, por eso, hay que elegir bien los productos que vamos a utilizar.
La piel seca es aquella que tiene más tendencia a agrietarse y que luce un aspecto apagado. Las personas con este tipo de piel suelen percibir una sensación de tirantez, lo que nos indica que la piel tiene unos niveles de hidratación bastante bajos. Este tipo de piel tiene los poros muy finos y envejece con mayor facilidad. Para su cuidado necesitamos productos que la hidraten y la mantengan elástica y luminosa.
La piel mixta es conocida por la famosa zona T (frente, nariz y barbilla) donde la piel acumula más grasa y los poros están más abiertos acumulando en la mayoría de los casos la suciedad diaria. Las mejillas y el contorno de ojos en este caso suelen secos o mixtos.
Si tenemos alguna duda sobre nuestro tipo de piel, la mejor forma para identificarlo es acudir a un dermatólogo que además, nos dará consejos sobre su cuidado de una forma más específica.
4.- Hidratación día
La hidratación de día no solo hay que realizarla a primera hora de la mañana sino tantas veces como la piel nos lo pida a lo largo del mismo. De esta manera conseguimos mantener nuestra piel joven y cuidada. Esto dependerá del tipo de piel, la zona donde vivamos y la época del año. Eso sí, es muy importante que hidratemos bien la piel contra el frío y contra el calor.
Los cambios de tiempo afectan a nuestra piel, por ejemplo, en invierno, la piel se expone a factores externos como el frío o el viento, y en verano, a las radiaciones solares. Una hidratación diaria nos protege de una posible descamación y nos ayuda a mantener nuestra piel sana.
La piel se compone de tres capas, la epidermis, que es la capa más superficial, la dermis, que es la capa intermedia y la hipodermis que se encuentra por debajo de ésta. Un 70% de nuestra de nuestra dermis se compone de agua, por eso, debemos hidratarnos bien por dentro bebiendo mucha agua y manteniendo una dieta equilibrada.
5.-Hidratación noche
La piel por la noche es mucho más receptiva a los tratamientos que le podamos realizar, por eso, debe estar muy limpia para que penetren mejor y repare los daños producidos durante el día.
Las cremas de noche suelen tener unas características distintas a las cremas de día porque por la noche la piel se regenera para que al día siguiente luzca hidratada y perfecta. En la mayoría de los casos, la hidratación de noche se puede compensar con mesoterapia de ácido hialurónico.
6.- Alimentación
Está comprobado científicamente que los alimentos ricos en vitamina C ( cítricos , verduras), vitamina E (aceite, de oliva, frutos secos o vegetales de hoja verde) o betacarotenos y provitamina A ( zanahorias, calabaza, mango, tomate) son unos poderosos antioxidantes que bloquean los efectos perjudiciales de los radicales libres, responsables del envejecimiento de nuestra piel. Por eso, una alimentación sana basada en la dieta mediterránea, con bastante fruta y verdura ayuda a una correcta hidratación con el aporte de los nutrientes esenciales necesarios para mantener nuestra piel sana.
7.- Malos hábitos (Alcohol o Tabaco)
El tabaco provoca que nuestras células no se oxigenen de forma correcta y el alcohol hace que nuestra piel se deshidrate, ambos producen envejecimiento prematuro de la piel y pérdida de elasticidad. Alejarnos de estos malos hábitos mejora nuestro aspecto y además, nos hace sentir mejor y mantener nuestra piel joven.
8.- Fuera stress
El estrés hace que nuestra piel se vuelva más sensible y reaccione ante cualquier factor externo de una forma más evidente. Una piel estresada, además de lucir apagada y deshidratada, tiende a acentuar más sus defectos y provocar que se acentúen las posibles lesiones cutáneas que podamos tener. Por ejemplo, una persona con dermatitis, psoriasis, acné, etc, se verá más afectada en las épocas en las que sufra mayor estrés.
No podemos eliminar el estrés, pero si podemos controlarlo y paliar sus efectos llevando una vida más tranquila, cuidándonos y controlando las horas de sueño para recuperar nuestro ritmo diario.
9.- Protección Solar
Sabemos lo dañinos que pueden llegar a ser los efectos del sol en nuestra piel si nos nos protegemos de forma correcta, pero ¿porqué?.
La melanina, que es un pigmento natural que tenemos en nuestra piel ( concretamente en la epidermis). Nos protege de las radiaciones solares y hace que nuestra piel se broncee. Si nos exponemos durante demasiado tiempo al sol, podemos provocarnos quemaduras por la acción de los rayos ultravioleta haciendo que se produzca el envejecimiento prematuro de nuestra piel y la pérdida de elasticidad.
Usar un buen protector solar a diario hace que los efectos malignos de las radiaciones solares se eliminen y podamos aprovechar los beneficios reales que nos aporta pasear bajo la luz del sol. Como por ejemplo, la función que tiene sobre nuestros huesos al ayudar a producir vitamina D, la responsable de fijar el calcio en nuestros huesos.
10.- Deporte y vida sana
La práctica de deportes es importante para mantenernos en forma y equilibrar nuestro ritmo diario. Para realizarlos, debemos también proteger nuestra piel sea cual sea el deporte a practicar.
Los deportes acuáticos nos relajan, pero hay que cuidar nuestra piel también, una buena hidratación antes de realizarlo y crema hidratante después nos ayuda a mantener nuestra piel sana e hidratada.
Si los practicamos al aire libre también debemos proteger nuestra piel, sobretodo en deportes como el sky, snow, ciclismo, montañismo, senderismo, etc que se ven afectados por los cambios de tiempo y las radiaciones solares.
En el gimnasio debemos procurar hidratarnos bien por dentro y limpiar bien nuestra cara antes y después de realizarlo para dejar que nuestros poros respiren y no se obstruyan después de haber sudado tras el ejercicio.
Depués de estos consejos, deciros que nunca es tarde para tener una piel sana, siempre hay solución para todo, empezando por cuidar de nosotros mismos, no sólo por el hecho de estar guapos sino por tener una piel bien cuidada y sana.
Empieza hoy a cuidarte para verte mejor mañana.
Leo,
Instituto Dermatológico Láser
info@idlaser.es – 952 22 05 54